El cabecero de la cama cobra siempre protagonismo en un dormitorio y, en el mercado, existe una amplia variedad de modelos. Nosotros hemos hecho una selección para darte algunas ideas por si lo que te está rondando ahora mismo por la cabeza es renovar tu cabecero.
Clásico de madera.
Un clásico que nunca falla es recurrir a un cabecero tallado en madera. Los hay más o menos robustos pero si te decantas por uno de estructura menos pesada conseguirás un conjunto más ligero y elegante. Si además es blanco y las paredes están pintadas de un tono rosa pastel darás a la habitación un aire romántico.
Vuelta al capitoné.
El capitoné aporta sofisticación y mucha personalidad allá donde se pone. Por ejemplo, un cabecero forrado en este material encaja perfectamente en una habitación de estilo colonial. Para que armonice, te aconsejamos que te decantes por tejidos de tonos tierra. Otro estilo en el que queda bien un cabecero de capitoné es el romántico. En este caso te recomendamos que el tejido sea terciopelo.
De pared a pared.
Un dormitorio con bastantes metros da pie a que el cabecero que se ponga vaya de pared a pared. Es una forma de aprovechar el espacio y de hacer que el mueble en cuestión tenga la función extra de almacenaje en la parte de arriba. Esta zona es ideal para colocar unas flores frescas. ¡Darán mucha vida!
De doble función.
Otra posibilidad es construir un cabecero de obra que tenga doble función. Consiste en hacerlo de pared a pared e incorporar un hueco a cada lado a modo de mesitas de noche. El toque final será pintarlo del color que más te guste o revestirlo de un material que armonice con el resto de la decoración.
Efecto piedra.
Tela, madera, mimbre… Los cabeceros pueden estar hechos de diferentes materiales. Algunos de ellos son más recurrentes que otros porque sabemos que no nos van a fallar y los vemos como una compra segura. Pero hay un material en el que quizás no has pensado: la piedra. Es atrevida, moderna, tiene mucho estilo y es súper original.
Discreto.
Hay personas que aunque deciden poner un cabecero para no dejar tan desnuda la cama, también quieren que éste pase un poco desapercibido. Una idea para conseguir ambas cosas es pintar las paredes de un tono neutro y después optar por un cabecero con la tela de ese mismo tono. ¡El crudo y el beige son dos colores ideales!
El tapizado de toda la vida.
Siempre está de moda y transmite comodidad y calidez. La tela puede ser estampada o lisa pero lo más apropiado para una habitación en la que no hay mucha luz es evitar los revestimientos oscuros. Su colocación es bastante sencilla. Va atornillado a la pared, casi de la misma manera en la que se cuelgan los cuadros. ¿Eres de las que leen en la cama antes de irse a dormir? Pues si el cabecero está mullido te resultará de lo más cómodo.
De los que abrazan.
Encontramos cabeceros que gracias a su forma y su tapizado consiguen dar una sensación de mayor intimidad al dormitorio. Este modelo es uno de ellos. Posee unas curvas a los costados que recuerdan a dos alas que parecen recoger en su regazo a quien vaya a dormir en la cama.
Con mesita integrada.
Un cabecero de una sola pieza es una buena solución si no quieres complicarte en buscar mesitas que combinen con él o, simplemente, si lo que prefieres es recudir la cantidad de muebles de tu dormitorio. Si además las mesitas no tocan el suelo, ganarás a la hora de poder pasar la aspiradora justo debajo de ellas ya que no habrá necesidad de moverlas. ¡Una gran ventaja!
XL.
Si tu dormitorio es amplio quedará genial colocar un cabecero XL. Alto y ancho de los que enmarcan la cama como si se tratase de una obra de arte. Este en concreto, a pesar de su gran tamaño, no parece ocupar demasiado espacio debido a que tiene prácticamente el mismo color que la pared.
No olvides que el tamaño del cabecero hará que tu habitación se vea más grande o más pequeña.
¡Te deseamos que encuentres muy pronto tu cabecero soñado!
Fuente: Imágenes de nuestros proyectos realizadas por EL MUEBLE